domingo, 7 de junio de 2015

Ajustando estándares





Acabo de leer un artículo en Le Monde Diplomatique del mes pasado, de Mona Chollet. Trata sobre una tendencia en EEUU que lleva a la gente a adoptar como forma de vida las Tiny Houses, traducido aquí como <<casas diminutas>>, hablamos de casas a partir de 9 metros cuadrados hasta 30. La mayoría conocemos estos inmuebles baratos que vemos en España, cuando somos jóvenes y alquilamos estos pisos para ahorrar. Sin embargo esta tendencia fagocita en EEUU a unidades familiares.
Como señala el artículo, están de moda ya que uno de sus más fervientes, Jay Shafer las presenta como el paso previo a la realización de sus sueños: “no dan trabajo, no salen caras,es justo lo que necesito”, pensando así redirigir sus ingresos hacia otra parte. Estas casas, normalmente montadas sobre ruedas para evitar la legislación vigente sobre las viviendas en EEUU y con la mayoría de mobiliario desmontable, se aparecen ante los golpeados por la crisis –la gran mayoría- como solución a sus problemas. Y, sería así si fuéramos capaces de pensarnos dos veces qué significa esto  y hasta cuánto tiempo.
Para un hombre que dice nacer en una casa de 340 metros cuadrados, debe ser todo un valor admirable poder vivir en 10 metros cuadrados. Es cierto que en una sociedad de excesos la sobriedad es importante y una ventaja, pero no todos hemos conocido una casa donde no se usen las estancias…
Aparte de los motivos que Chollet propone por los cuales los expertos se horrorizan de esto, está el factor político-emocional, y no hay mejor forma que las propias palabras del articulista: “Cuando Shafer declara que una microcasa presenta la ventaja de no devorar todos sus ingresos, se rinde ante el actual coste de la vivienda en Estados Unidos. Lo convierte en una especie de ley natural (…) cuando se trata de un dato coyuntural que resulta de un conjunto de decisiones humanas, de una relación de fuerzas políticas”-explica antes de desarrollar el timeline de la crisis financiera. ¿Dónde está ese estadounidense orgulloso e independiente que se enfrenta a todo? Pocos años después, lo vemos viviendo cómodamente en una casa bastante más grande y matizando esas palabras.
Escribo esto, para avisar de mi convencimiento de que ésta moda podrá seguramente venir a España dentro de veinte años, y no como una serie de pisos-estudio como los de ahora, para parejas universitarias, sino como poblaciones de chabolas de lujo. Al fin y al cabo,  los jóvenes españoles tenemos “mucho espíritu aventurero”….y como ciertos “tertulianos” comentaron en la sexta, “Si alguien quiere trabajar con un contrato basura, ¿cómo vamos a negárselo? Tiene derecho a trabajar ¿no?”. Con ésta clase de aseveraciones, los que creemos en la dignidad del hombre estamos de derrota. Esto es, cuando aceptamos el garrotazo en la espalda en lugar de agarrar estos problemas, “de decisión humana, COYUNTURALES” por el cuello y hacerlos retroceder.

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